Hoy se abre al público en el Museo del Prado, en el marco de la celebración de su Bicentenario, la exposición "Historia de dos pintoras: Sofonisba Anguissola y Lavinia Fontana" y se podrá visitar hasta el 2 de febrero de 2020.
De las más de 8000 obras de arte incluidas en este museo madrileño, muy pocas son de mujeres pintoras. No porque no las haya, sino porque, o bien se han usado pseudónimos, o bien no le han dado importancia. Es un hecho que la presencia de autoras es muy reducida, ya que sólo se exhiben cuatro obras de tres pintoras, aunque el museo posee algunas más (de unas 30 artistas diferentes), aunque reposan en sus almacenes.
Son mujeres que tuvieron éxito en su tiempo. Pero después de su muerte muchas pinturas fueron inicialmente atribuidas a varones y, cuando se verificaba que la autora era una mujer, bajaba mucho el valor económico y simbólico de la obra. Otras muchas permanecieron ocultas tras la figura del padre o del marido realizando obras que luego ellos firmaban. Pero también las hubo que defendieron con uñas y dientes su talento y lograron imponerse como artistas de éxito en un mundo, el del arte, predominantemente masculino. Y probablemente muchas lo intentaron y fracasaron.
Pero ¿por qué no aparecen en los libros de historia del arte? Y ¿por qué no vemos sus obras en los museos? La respuesta la tienen los hombres que, mayoritariamente, han ejercido como historiadores, críticos y conservadores. Tan solo desde la década de 1970 una activa historiografía feminista ha puesto en marcha un proceso de búsqueda de documentación y datos fiables para recuperar para la historia la obra de muchas creadoras.
“El arte es ajeno al espíritu de las mujeres pues esas cosas solo pueden realizarse con mucho talento, cualidad casi siempre rara en ellas”, había escrito Boccaccio.
Son mujeres que tuvieron éxito en su tiempo. Pero después de su muerte muchas pinturas fueron inicialmente atribuidas a varones y, cuando se verificaba que la autora era una mujer, bajaba mucho el valor económico y simbólico de la obra. Otras muchas permanecieron ocultas tras la figura del padre o del marido realizando obras que luego ellos firmaban. Pero también las hubo que defendieron con uñas y dientes su talento y lograron imponerse como artistas de éxito en un mundo, el del arte, predominantemente masculino. Y probablemente muchas lo intentaron y fracasaron.
Pero ¿por qué no aparecen en los libros de historia del arte? Y ¿por qué no vemos sus obras en los museos? La respuesta la tienen los hombres que, mayoritariamente, han ejercido como historiadores, críticos y conservadores. Tan solo desde la década de 1970 una activa historiografía feminista ha puesto en marcha un proceso de búsqueda de documentación y datos fiables para recuperar para la historia la obra de muchas creadoras.
“El arte es ajeno al espíritu de las mujeres pues esas cosas solo pueden realizarse con mucho talento, cualidad casi siempre rara en ellas”, había escrito Boccaccio.
Por eso, esta exposición de 75 obras de estas dos mujeres, es todo un hito.
Fuente: Museo del Prado
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